Hace unos días tuve la oportunidad de ver
Zeitgeist (difusión gratuita en Internet en
www.zeitgeistmovie.com), documental que plantea la existencia de mecanismos de dominación absoluta dentro a las instituciones de control social convencionales. Explora los métodos de convencimiento individual y asentimiento social de la sociedad civil ante sus dominadores.
La primera parte del video narra cómo el cristianismo es en si mismo una mitología construida a partir de elementos de cultos anteriores; una nueva ideología dominante en la que se basó el poder en el imperio romano tardío como disciplinador y justificador de la sociedad de clases.
En la segunda parte, se describe el mito actual construido por el poder, que es el del miedo a la amenaza exterior, y cómo se responde a él a través de “La Guerra contra el terrorismo”. Según los autores, la materialización de este mito partiría de los atentados del 11 de Septiembre de 2001, como un fraude perpretado por algún grupo de poder de los Estados Unidos. Su objetivo es la publicidad y adoctrinación mediática para lograr que los propios ciudadanos acepten ser más controlados por sus gobiernos y poder así iniciar las reformas necesarias que permitirían el comienzo de una serie de invasiones.
La tercera parte desarrolla cómo a lo largo del siglo pasado el poder financiero y bancario se forma con parte importante del poder efectivo político de los Estados Unidos y controla el poder económico con un monopolio de dinero que instiga a conflictos bélicos, como grandes negocios para la banca y la industria del armamento.
Luego de ver esta película, que tal como le pasó a todos los que me la recomendaron, “me flasheó mal”, “me voló el cerebro” o “me partió el bocho” (entre otros), me tomé varias horas de reflexión para llegar a una opinión del tema que me gustaría abordar a continuación.
Por momentos exagerado, discutible o no, un documental con tal magnitud, con alcances mediáticos sin precedentes (ya que es de difusión y/o descarga gratuita a través de Internet) me lleva a pensar que la poca investigación y la “mucha” opinión colgada de un soporte, tal como este, puede prestar y llevar a conflictos entre nosotros mismos. Es tan fácil para cualquiera escribir sus “verdades” y difundirlas a otros, y esos otros, que tiene ganas de ser “intelectuales y cultos” son quienes se agarran de esas verdades para luego pasárselas a otro y así…
Me recuerda al “Mito de la caverna” de Platón. Es una explicación alegórica de la situación en que se encuentra el ser humano respecto del conocimiento. Así explica su teoría de la existencia de dos mundos: el mundo sensible (conocido a través de los sentidos) y el mundo de las ideas (solo alcanzable mediante la razón).
Platón planteó en su alegoría una caverna en la que permanecían desde el nacimiento hombres prisioneros con cadenas que les sujetan el cuello y las piernas, de forma que únicamente pueden mirar hacia la pared del fondo de la caverna y no pueden escapar. Tras la pared en la que están anclados hay un pasillo y una hoguera. Por el pasillo caminan unos hombres que llevan y traen objetos y hablan. Sus sombras son reflejadas en la pared que pueden ver los prisioneros, por efecto de la hoguera y sus voces oídas con eco.
Los cautivos al estar anclados desde siempre, no han visto nada más que las sombras proyectadas por el fuego en el fondo de la caverna y llegan a creer, al no tener otro tipo de educación, que lo que ven no son sombras, sino objetos reales.
Si uno de ellos fuera liberado y saliera al mundo exterior tendría dificultades para adaptarse a la luz del sol. En primera instancia, para no quedar ciego buscaría las sombras y las figuras reflejadas en el agua. Más adelante y gradualmente se acostumbraría a mirar los objetos mismos Poco a poco, notaria que puede contemplar con nitidez las cosas.
En el mito Platón hace que este prisionero entre nuevamente a la caverna para dar la “buena noticia” al resto de los prisioneros. Allí intenta explicarles que él ha visto la realidad; que ellos viven en un mundo falso de voces y sombras. Pero ellos, enajenados desde la infancia lo toman como un loco y se ríen de él, y lo amenazaban que si él los liberaba de la caverna lo matarían.
En este mito el ser humano se identifica con los prisioneros. Las sombras proyectadas y las voces de los hombres son las apariencias que captamos a través de los sentidos y pensamos que es real: El mundo sensible.
Las cosas naturales, el mundo que está fuera de la caverna y que los prisioneros no ven seria El mundo de las ideas.
Uno de los prisioneros consigue librarse de sus ataduras y salir de la caverna conociendo así el mundo real. Es este prisionero ya liberado el que deberá guiar hacia el mundo real es el símbolo del filósofo o “pensante”. Sólo aquellos capaces de superar el dolor que supondría liberarse de las cadenas y volver a mover sus músculos podrán contemplar el mundo de las ideas con sus “inutilizados” ojos.
Platón muestra con su mito la pluralidad de su pensamiento la visión de la naturaleza humana, la teoría de las ideas, el proceso “doloroso” mediante el cual los humanos llegamos al conocimiento y una visión más filosófica sobre las ideas.
¿Somos nosotros los prisioneros de la caverna del modo en el que estamos insertos en el “mundo sensible y sus valores”? El conocimiento de nosotros mismos como sombras, ¿hace referencia a la identificación de nuestra realidad y nuestro cuerpo? Si nos liberaran, ¿descubriríamos el mundo verdadero, “el de las ideas”?
No puedo ni creo a nadie capaz de establecer entonces una verdad, sino que simplificaría todo este análisis cuasi-filosófico a un mero consejo: tratemos de leer entrelíneas y no creamos en verdades establecidas, como cadenas de FW, horóscopos de chicles Bazooka o borras de café. Tanto estos ejemplos como libracos o mensajitos colgados por ahí son los que no nos enseñan a pensar con independencia. Asique recomiendo señoras y señores, cerremos un poco la boca, y tapemonos un poco los oídos si estamos cansados de escuchar "que los campesinos están haciendo un asado". Abramos los ojos.
Whisky.
